jueves, 24 de marzo de 2011

Mundano, banal, absurdo, genial: Pierre Étaix en la Filmoteca

El País. ¿Y por qué se hizo payaso?

Pierre Étaix. Porque siendo un niño, un día vi a unos y quise encontrarlos toda mi vida.


A veces descubrimos nuevos mundos por felices casualidades. La de hoy era una de esas tardes de jueves sin plan, me dio por mirar el programa del Cine Doré y, no sin cierto escepticismo fui a la proyección de En pleine forme (cortometraje) y Tant qu'on a la santé del hasta hoy por mí desconocido Pierre Étaix. Una suerte de hombre orquesta -director, actor, payaso, guionista-, el francés estrenó cinco largometrajes durante los años 60 -Le soupirant, Yoyo, Tant qu'on a la santé, Le grand amour y Pays de cocagne- además de tres cortos. Tras una disputa legal con sus productores de décadas de duración durante las que las películas no se distribuyeron, la justicia francesa dio la razón al ahora octogenario Pierre Étaix, las cintas fueron restauradas y su obra se está volviendo a ver. Por lo que a nosotros respecta, este martes la Filmoteca inauguró un ciclo de dos semanas dedicado a su obra en el el Cine Doré (aquí programa de marzo).

La mala noticia: que los que como yo no sabíamos nada de este hombre hasta esta tarde perdimos la oportunidad de asistir al coloquio sobre su obra en el que participó y que tuvo lugar en el propio Cine Doré. ¿La buena? Que aún pueden verse todas las películas del ciclo: Le grand amour el viernes 25 y el miércoles 29, Rupture (cortometraje) y Le Soupirant el sábado 26, Pays de Cocagne el domingo 27 y el jueves 31 y de nuevo En pleine forme y Tant qu'on a la chanté el miércoles 30.

Desde el más profundo desconocimiento al margen de lo que he visto hoy puedo decir que el cine de Pierre Étaix es gracioso, que es cine mudo sin serlo, que es bueno de cojones, que es tanto un retrato perfecto de una realidad -la de la modernidad de entonces, la del hombre que quiere huír- como un absurdo continuo, que pese a una primera apariencia casual -en según qué piezas- cada detalle está cuidado...

De la proyección de esta tarde quiero resaltar y recomendar con toda intención L'insomnie, primera de cuatro partes cortadas por un telón teatral de Tant qu'on a la chanté. Un precioso ejercicio de eso que Laurent Jullier llamaría cohesión, muestra -en color- un hombre leyendo Drácula en el lecho matrimonial. Paralelamente -esta vez en blanco y negro-, se suceden secuencias de la obra tal y como las imagina el insomne, con temblores de cámara cuando al lector le tiemblan las manos, con un postigo que se cierra y se abre para imitar un parpadeo, con los personajes cabeza abajo cuando sujeta el libro al revés... L'insomnie es una insólita y perfecta traducción de la lectura a las imágenes: más que eso, magnifica el acto de leer y engrandece, un poco más, el cine.

Un regalo para quienes no vivan en Madrid, un aperitivo para quienes sí lo hagan: la parte de la que hablamos, íntegra (aunque la calidad de vídeo deja mucho que desear) .


¿Qué más necesitáis para convenceros?

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